Uno de los aspectos que más puede desesperar a los padres es la falta de sueño los primeros meses de vida de su bebé. ¿Qué podemos hacer para mejorar su sueño?
Sabemos que durante el primer año de vida de un niño sus padres pueden llegar a perder hasta 700 horas de descanso. Muchas familias se preguntan si esto es cuestión de suerte y nos puede tocar un bebé dormilón o uno que esté toda la noche en huelga de sueño o si hay algo que podamos hacer.
Ambiente adecuado
Es necesario que el bebé duerma en un ambiente adecuado. El lugar más seguro para dormir es en su cuna, en la habitación de los padres y boca arriba. Así el bebé tendrá su propio espacio. La práctica de colecho puede suponer un aumento del riesgo de muerte súbita en determinadas circunstancias por lo que debemos informarnos y asegurarnos de practicarlo de forma segura. Retirar mantas, juguetes o peluches de la cuna para reducir el riesgo de muerte súbita además de mantener una adecuada temperatura de la habitación también son recomendaciones a tener en cuenta. En cuanto a luces o penumbra lo más indicado es la oscuridad total a la hora de dormir.
Rutinas y rituales
Es quizá el punto más importante a tener en cuenta para mejorar el sueño de los bebés. Cuando nos referimos a rutina nos referimos a las 24 horas del día y cuando hablamos de rituales nos referimos a las acciones que realizamos los últimos minutos antes de acostar al pequeño. La mayoría de familias cree llevar una rutina, pero al preguntarles nos damos cuenta de que en realidad no es así. Puede haber margen de más de una hora entre la hora de despertarse, de acostarse o de dormir una siesta. En cuanto a los rituales es muy importante que se repitan del mismo modo de forma casi castrense, incluso aunque sean realizados por diferentes personas. El padre o la madre pueden acostar al bebé, pero si el orden es, por ejemplo, bañar, masaje con crema, pijama, cuento, biberón y a dormir, no debemos cambiar ese orden.
La importancia de las siestas
“Evita que duerma durante el día para que se duerma de noche” es una de las afirmaciones más extendidas para mejorar el sueño de los bebés y, nada más lejos de la realidad.
Si no dejamos dormir a un niño su siesta o siestas llegará muy cansado al final del día, por tanto, muy irritable, con los niveles de estrés muy altos, y costará mucho trabajo dormirle. Es cierto que, si hace la siesta muy tarde no podremos acostarle a la hora y media porque seguramente no tenga sueño. De ahí la importancia de seguir rutinas de sueño, tanto de día en las siestas, como de noche.
El minuto de oro
¿Cuándo es la mejor hora para acostar al bebé? Es una pregunta repetida en la consulta. Pues depende de la edad, de la época del año e incluso del propio bebé. Pero los niños suelen dar pistas de cuando les está entrando sueño: reducen su actividad, se frotan los ojos o las orejas o bostezan.
Es común que las familias cometan el error de empezar el ritual de sueño cuando notan que el niño tiene sueño. De esta manera estamos “revolucionando” al pequeño cuando lo más aconsejable sería que a la hora a la que empiece a tener sueño estuviera ya en su cuna.
Pantallas y revoluciones
Hay que bajar las revoluciones de la actividad del niño o niña para que se relajen y se puedan dormir. Es imposible tranquilizar a un niño que hace dos minutos estaba jugando con una tablet o viendo una película a todo volumen.
Por tanto, es muy recomendable evitar las pantallas al menos una hora antes de acostarse y, además intentar pasar a actividades más relajadas que vayan anticipando al niño que la hora de irse a dormir se está acercando. Optaremos por un baño tranquilo, contar un cuento, acostar a los muñecos o peluches…y si es posible lo haremos con poca luz, para favorecer la producción natural de melatonina.