Si has decidido alimentar a tu hijo con leche materna, le estarás ofreciendo uno de los nutrientes más completos que puede recibir.
Y aunque esto es maravilloso para los bebés, también conlleva una serie de molestias para las mamás, como puede ser el dolor al amamantar. Este puede producirse por muchos motivos pero uno de los más habituales son las grietas en el pezón.
La buena noticia es que pueden prevenirse, pueden curarse y pueden dar paso a una lactancia exitosa.
¿ES NORMAL QUE DUELA AMAMANTAR?
Si consideras normal algo fisiológico o natural, debes saber que las hormonas pueden hacer que el pezón esté más sensible a los estímulos. Las fibras musculares del pezón y la areola se estiran durante la lactancia y pueden resultar molestas. Sin embargo, esto no llega a producir dolor como tal, es más bien una molestia que se limita solo a los primeros días.
Entonces, es lógico pensar que todas las mujeres lactantes sienten cierto grado de molestia, al menos los primeros días, hasta que el pecho se adapte a su nueva situación. De hecho, hasta un 90% de las mujeres refiere algún tipo de dolor al amamantar. Así que, sí, podemos afirmar que este tipo de dolor es habitual.
Las causas del dolor son múltiples pero en este artículo nos centraremos en una de las más habituales: las grietas en el pezón.
QUÉ SON LAS GRIETAS EN EL PEZÓN Y QUÉ LAS PRODUCE
Las grietas son heridas en forma de erosiones en la piel del pezón, que pueden resultar muy dolorosas.
Aunque sean pequeñitas, el pezón es muy sensible, y es posible que comience el dolor incluso antes de que se vea la herida, estando simplemente más enrojecido de lo habitual.
Si te duelen los pezones al amamantar, sería lo primero que a sospechar. El pico de incidencia tiene lugar al quinto día tras el parto, aunque pueden aparecer desde el primer día y en cualquier momento mientras dure la lactancia. A mí, por ejemplo, me aparecieron al día siguiente de dar a luz.
Pero tienen solución y, su curación total, dependerá de una buena detección y manejo.
CÓMO CURAR LAS GRIETAS EN EL PEZÓN
Las grietas se curan con éxito pero es fácil desanimarse cuando aparecen. Y es que, además, lo hacen coincidiendo con esos primeros días, en los que sientes que te desborda esa inmensa responsabilidad de cuidar de tu recién nacido. Pero tranquila porque a continuación te contaré qué puedes hacer para curarlas y evitar que vuelvan a salir.
Hay dos aspectos principales que manejar: curar las lesiones y corregir la causa.
Una lesión que permanece húmeda gran parte del tiempo, tardará más en curar: por eso, te será útil tener el pecho afectado al aire la mayor parte del tiempo posible. Puedes usar conchas de lactancia, que, además de mantener el pezón seco, evitan que la ropa te roce. Si usas discos de lactancia, cámbialos con mucha frecuencia.
Respecto a si es útil aplicarse alguna sustancia sobre el pezón, hay controversia. La evidencia científica no nos indica que ninguna opción sea milagrosa, aunque se inclina por el aceite de oliva virgen como sustancia de elección a aplicar sobre la grieta.
¿CUÁLES SON LOS REMEDIOS MÁS HABITUALES PARA APLICAR EN EL PEZÓN?
- Aceite de oliva virgen: tiene propiedades emolientes, antibacterianas (por su contenido en flavonoides y antioxidantes) y antifúngicas (por su contenido en ácido linoleico). No es necesario lavar el pezón antes de la toma. Incluso es eficaz para prevenir el dolor en los pezones.
- Lanolina: sustancia grasa que se obtiene de la lana de oveja. Su evidencia no es muy clara, hay poca o ninguna diferencia entre aplicarla o no aplicarla. No es necesario lavar el pezón antes de la toma, pero no previene el dolor y puede fomentar el ambiente húmedo de la lesión, retrasando la cicatrización.
- Leche materna: se aplica un poco de la propia leche sobre el pezón y se deja secar. Tampoco está suficientemente demostrada su eficacia. Puede darse el caso de infección sobre la herida; la leche contiene gran cantidad de bacterias beneficiosas para el sistema digestivo del bebé, pero no tanto para una herida en el pezón.
- Aloe vera: no está demostrada su eficacia. Puede producir rechazo del pecho por el sabor, y diarrea en el lactante, por lo que es necesario lavar bien el pezón antes de la toma, lo cual puede resultar doloroso.
- Pomadas con vitamina E y/o provitamina B5: no tienen suficiente evidencia que las respalde. Debes lavar bien el pezón antes de la toma y eso puede resultar doloroso.
Sí, amamantar puede doler, ¡de hecho es lo habitual! Saber esto y tener la certeza de que estas situaciones, afortunadamente, tienen solución, puede ser clave en el éxito de tu lactancia.
Esas molestias tan comunes pueden prevenirse, pero, si ya han aparecido, un manejo temprano con un buen profesional hará que en pocos días puedas estar de nuevo disfrutando de tu lactancia. Si te hacen desanimarte, ten presente que no serán más que una dificultad temporal.
¡Eres todo lo que tu bebé necesita!